miércoles, 7 de julio de 2010

Muy triste ( pero cada vez me importa menos)

Después de haber estado fuera un tiempo, al volver aquí me he encontrado algo que no me esperaba: no acabo de reconocer este país en el que nací, y que, tal y como van las cosas, no me va a dar ninguna pena el marcharme lejos, muy lejos. nunca pensé que al final iba a tener que dar la razón (aunque sólo sea en algunas cosas) a personajes que antes me daban grima, me estoy refiriendo a los acólitos de la Cope, intereconomía, y esas cosas. El poder de los medios de comunicación afines, ahora a este gobierno (aunque el anterior también los tubiera), llega de verdad a preocuparme. Y ahora, ¡¡¡vuelve la censura!!! Aunque más me preocupa la utilización de todos los medios del estado para fines partidistas, publicitarios, además de degenerados; nunca he visto separación de poderes; la justicia al dictado del gobierno de turno, algo que, recuerdo, es algo más propio de las dictaduras que de las democracias. Y esa doble moral a la que se acogen de una manera o de otra, según les convenga. Pero lo que más me ha preocupado es la alienación de la gente ante lo que está pasando: todos sabemos que lo que mola es ser progre, ¿pero alguién sabe de verdad lo que es ser progresista? Porque desde luego no es lo que veo ahora por la calle. Yo me tenía antes por ello; tal vez la que esté equivocada sea yo. Cuando se me ve, hago una cosa, y cuando nadie mira, entonces, aprovecho a hacer lo que en realidad estaba deseando hacer. Es muy triste. Este es un país sin cultura y lleno de borregos que sólo saben seguir al que llevan delante. La cultura no sólo está en los libros, es algo que va mucho más allá. Es algo que veo que nunca entenderán.
No me voy lejos por esto, pero viéndolo ahora, me alegro de irme lejos, muy lejos. Mi pena es que no sé lo que me encontraré cuando vuelva, cuando volvamos, si es que algún día lo hacemos.

martes, 1 de junio de 2010

jueves, 27 de mayo de 2010

NOS VAMOS, Y AHORA LEJOS DE VERDAD




Después de hacer-deshacer las maletas una y otra vez, sin dormir más de tres días en el mismo sitio, de deambular de Norte a Sur y de Sur a Norte, por fin, ya tenemos un destino en las lejanas tierras de oriente. Pero seguiremos cargando nuestras maletas durante un tiempo todavía: el que tardaremos, primero hasta llegar a Berlín, de allí cruzar Polonia, Bielorrusia, hasta Moscú, que ya no estará tan helado. En Moscú coger el Transiberiano, que ya no se llama así, sino el tren Rossiya, hasta Vladivostok, o hasta Beijing, que todavía no nos hemos decidido; tenemos tiempo. Y luego a partir de allí, ir bajando hasta Camboya. Un mes y una semana, según lo calculado, esperando aclimatarnos antes que lleguen los monzones. Eso sí, de allí ya no me pienso mover en una buena temporada; aunque no sé cómo me voy a aguantar una vez que lleguemos; tantas cosas por ver... un mundo nuevo por conocer. Y tendremos tiempo de conocerlo, porque yo ya no tengo ninguna intención de volver aquí. Aquí ya no me iba a quedar nada... no hay razón para volver. El que me quiera ver que me visite, que allí le estaremos esperando con los brazos abiertos y las piernas selladas.

lunes, 10 de mayo de 2010

Si antes importaba poco ahora importa mucho menos




VENDRÁ LA MUERTE Y TENDRÁ TUS OJOS

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
desde el alba a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un absurdo defecto. Tus ojos
serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio.
Así los ves cada mañana
cuando sola te inclinas
ante el espejo. Oh, amada esperanza,
aquel día sabremos, también,
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como dejar un vicio,
como ver en el espejo
asomar un rostro muerto,
como escuchar un labio ya cerrado.
Mudos, descenderemos al abismo.

CESARE PAVESE